La basura en nuestros hogares, es un tema que de un tiempo a esta parte ha empezado a cobrar cierta relevancia.
El cambio de mentalidad de la gente hacia una mayor sostenibilidad global, nos ha hecho que asumamos procesos de reciclaje que hace unos años eran impensables. Donde antes había un cubo o bolsa de basura para todos los desperdicios, ahora hay tres o cuatro (orgánico, vidrio, cartón, plásticos y envases), aumentando considerablemente el espacio dedicado a este fin.
Incluso en la normativa para la construcción de viviendas se han regulado los espacios mínimos necesarios para cada tipo de residuo dentro de las propias viviendas.
Hasta ahí todo queda en casa, cada uno se apaña como puede. Pero hoy quiero hablar de la recogida de basuras en las comunidades.
Si la comunidad de propietarios no tiene este servicio, cada uno saca la basura a los contenedores de la calle cuando quiere o puede.
Pero si una comunidad dispone de este servicio, indica que es una comunidad donde los propietarios pueden permitírselo, es decir no será una comunidad “barata”, probablemente el precio de las viviendas tampoco lo sea, y en consecuencia los habitantes de la comunidad podremos considerarles como clase acomodada, o simplemente “pastorras”.
Normalmente esa recogida de basura se hace por parte del portero, o de una persona contratada a ese fin. Se realiza a una hora más o menos determinada de la tarde-noche, y esa persona va planta por planta recogiendo la basura.
Esta recogida no suele ser selectiva, sólo suele estar contratado el servicio de recogida de basura orgánica. Esto conlleva normalmente un paso atras en los procesos de reciclaje. Si sólo te recogen la basura orgánica, es fácil que no hagas la separación en origen y todo vaya a parar a la bolsa de orgánico, por no tener que bajar personalmente los otros tres tipos de deshecho.
Hay que tener en cuenta que a los “pastorras” no les apetece que un trabajador llame a su puerta y les reclame la basura, irrumpiendo así en su vida cotidiana del hogar, por lo que normalmente la basura se saca al rellano de la planta, en las zonas comunes, y cuando el recogedor de basura pasa, simplemente coge la basura y se la lleva.
Pero este sistema conlleva muchas imperfecciones:
- La basura permanece un tiempo en los descansillos de las plantas esperando a ser recogidas.
- - El tiempo de espera desde que se saca la basura al rellano, hasta que se recoge puede ser muy grande, pues muchas veces si el propietario de la vivienda sale de viaje, por aprovechar este servicio, dejará la basura en el rellano aún cuando su marcha se produzca de mañana, en vez de bajarla personalmente al contenedor.
- Se depositan las bolsas de basura directamente sobre el suelo, cosa que no creo que ninguno de los “pastorras” lo haga en su casa. Lo que produce manchas, y olores, que no serán limpiados hasta que el servicio contratado para la limpieza lo haga, que suele ser por la mañana al día siguiente.
- Cualquier visitante del inmueble en estas horas se encontrará con la basura de los vecinos en las zonas comunes, y esto no es glamoroso que digamos.
Como conclusión podemos decir:
“Si, es cierto, estás forrado de pasta, pero eres un guarro”.
En la recogida de basuras no hay sistemas perfectos. Pero hay unos sistemas mejores que otros.
Hay que recordar dos principios básicos:
- No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia.
- Si la comodidad de unos es el perjuicio de otros, el sistema no es bueno.
PEPO
Stay tuned
En Zaragoza, es bastante común.
ResponderEliminarCuando comencé a vivir aquí, llamaba guarros a mis vecinos porque pensaba que dejaban la basura en el rellano de la escalera en vez de en su casa hasta que pudiesen bajarla. Incluso alguna vez lo grité por la escalera!!!! y resulta que era porque vivía en una casa "chuchi" "chuchi".
Ahora vivo en otra donde también lo hacen, pero sigo pensando lo mismo, son unos sucios. Más aún cuando en planta baja en el portal hay un cuarto de basuras (maldito CTE) y en frente de mi portal los contenedores públicos.
Resumen: contra la falta de sentido común a veces hay poco que hacer.